CONCILIACIÓN: "LOS GRANDES CAMPEONES DE LA CONTRADICCIÓN"

Somos capaces de...
  1. Establecer nuevos criterios de trabajo mediante la mejora, por ejemplo, de algún software que nos facilite la tarea diaria. 
  2. De montarnos con un ordenador de última generación para que aligere nuestros procesos.
  3. De tener entre nuestras manos un móvil de última generación con todas las posibles conexiones 4 G, inalámbricas, Bluetooth, Usb, donde todo sea posible y si no lo tengo, lo busco y lo descargo. 
  4. De tener las mejores multiconferencias o videoconferencias casi de manera gratuita para hacer que las distancias sea cada vez más cortas. 
  5. De trabajar en red y al mismo tiempo diseñar un mismo archivo con otro compañero de trabajo, esté donde esté.


Hemos sido capaces de casi todo. Hemos sido capaces de aplicar toda esta tecnología al servicio de la mejora continua, de la productividad, de intentar mejorar los resultados, de dar una mayor satisfacción al cliente. ¿Y por qué tenemos la sensación que cada vez somos menos productivos, menos competitivos, menos comunicativos, menos independientes, incluso me atrevería a decir, menos felices?

Estructuramos nuestra vida laboral metidos en un laberinto que muchas veces somos incapaces de resolver, las luces de la oficina o de la tienda casi se desangran y nosotros estamos allí pensando que “eso” no puede esperar hasta mañana. Y mientras no damos solución a nuestro problema laboral estamos abriendo otro problema en nuestra vida personal. Nos hemos convertido en pequeños esclavos de nuestras mismas creaciones e iniciativas y soluciones. En definitiva…en los grandes campeones de la contradicción.

Hablamos y escribimos con sonados discursos, acuerdos, y debates sobre “conciliación de la vida personal y profesional” y nos hacemos trampa en el mismo Solitario. Necesitamos abrir los ojos y ver qué sucede en nuestro propio espejo. 

Darnos cuenta que tal vez esa falta de ideas que alteran nuestro agotamiento y se ha ido de paseo las podamos encontrar en la sencillez de nuestras cosas cotidianas, en los minutos finales del deporte que ya no practicamos, en las páginas del libro que siempre se burla de nosotros en la mesa de noche, en la sonrisa o palabra de un ser querido, en el silencio de nuestra canción preferida, en definitiva en el espacio simple que necesitamos para que esa idea resurja, vuelva a ser productiva y que sea un éxito al día siguiente y no sea un cumulo monótono de ideas copiadas propias o ajenas en el ataúd de las viejas propuestas. Y tendremos un doble resultado positivo y ahí sí que habremos conciliado!


Entonces, cuando hablemos de conciliar, hablemos en serio de mejorar, hablemos de nosotros y de la empresa, hablemos de la felicidad personal y laboral, hablemos de ideas, hablemos de ir a más todos los día con la energía que nos da la inteligencia del ser humano y no el automatismo paciente de los burros de carga.