Vídeo 6 - Canal Youtube RH&CC: "Cuando el cambio no llega "

Porque el mayor éxito es volverlo a intentar a pesar de mil fracasos. Porque triunfar también es aprender a fracasar. 

El éxito en la vida también viene de saber afrontar las inevitables faltas de éxito del vivir de cada día. Cada frustración, cada descalabro, cada contrariedad, cada desilusión, lleva consigo el germen de una infinidad de capacidades humanas desconocidas.Entrenamos no para el momento inicial de la carrera o el deporte individual o colectivo que practiquemos sino para el instante de mayor tensión, cansancio, incluso de mayor bajón fisicoanímico.

Te comparto mi sexto vídeo de Recursos Humanos & Cultura Colaborativa en mi Canal de Youtube RH&CC: "CUANDO EL CAMBIO NO LLEGA"





DIEGO LARREA BUCCHI 
Twitter: @larreadiego 

Devuélveme mi espejo

En el mundo de las empresas decimos que somos lo que el cliente percibe de nosotros y su experiencia, en definitiva: “somos lo que dicen que somos”. Pero en el mundo de las personas hay matices muy importantes que, por suerte, nos diferencian de ese concepto comercial.

El conocimiento relacional está medido según el impacto de información, experiencias y vivencias que las personas tienen de nosotros. Cuanto mayor es la profundidad e implicación más reales serán los resultados. El nivel de conocimiento sobre el otro debería ser el mismo porcentaje por el cual podemos emitir una valoración sobre él. En un mundo tan estereotipado, lleno de mensajes instantáneos y de aspiraciones al éxito inmediato, el interiorizar hasta la esencia de las personas no siempre es sencillo.


Para ello, el ejercicio de desvincular de los distintos estereotipos que puedan distorsionar ese “informe final” sobre nosotros, deberá estar enmarcado en nuestro código personal/ profesional y aprovechar el tiempo o los elementos que tengamos a nuestro alcance para lograrlo, sin olvidar que el sentido común es el mejor de los sentidos.  Y que a veces el buscar con tanta exactitud nos ciega e impide conocer mejor.

Difícil misión la de los expertos en Selección al saber que más allá de la técnica, la información, la experiencia, la metodología utilizada, etc, habrá siempre un margen importante de error en el candidato elegido. Incluso, por más que trabajemos de manera muy profesional el efecto Halo, el efecto Horn, el efecto Espejo, los sesgos de Primacía, Contraste, Recencia y Generosidad, cada persona lleva detrás unos valores, una cultura, una experiencia, que ni las más sublimes o nefastas referencias nos darán el cien por cien de su naturaleza.

Nadie dijo que conocer a las personas sea una misión sencilla. Somos la piedra angular de las relaciones personales, profesionales y de todo negocio. Por ello, probablemente, si devolvemos el espejo ajeno y nos contemplamos en el nuestro podremos entender que el otro puedo ser yo. Sólo así, con esta aparentemente sencilla reflexión, nos daremos cuenta que el mismo tiempo o las mismas herramientas que utilicemos para su conocimiento pueden ser aplicadas de igual manera con nosotros alguna vez.

Las personas nos definimos en cuestión de segundos, pero ¿qué es lo que evaluamos?
Un estudio de Harvard dice que las personas se responden rápidamente dos preguntas cuando te ven por primera vez: ¿Puedo confiar en esta persona? y ¿Puedo respetar a esta persona? Se refieren a la calidez y competencia, respectivamente, e idealmente queremos que perciban que tenemos ambas.



Curiosamente, el informe dice también que la mayoría de las personas, especialmente en un contexto profesional, creemos que la competencia es el factor más importante. Después de todo, queremos demostrar que somos inteligentes y con el talento suficiente como para manejar un negocio. Pero, de hecho, la calidez o la fiabilidad, es el factor más importante cuando las personas nos evalúan. Desde una perspectiva evolutiva es más crucial para nuestra supervivencia saber si una persona merece nuestra confianza. Pero si bien la competencia es muy valorada, sólo debería evaluarse después de que la misma se establece. Y para que ello suceda, el verdadero conocimiento direccional, sin matices ni filtraciones ajenas, es básico. Y ya en el camino de la confianza nuestra fuerza se convertirá en un regalo y no en una amenaza.

Y si todos aplicásemos de alguna manera el pensamiento de Goethe cuando dijo: “Para conocer a la gente hay que ir a su casa”, probablemente los espejos del conocimiento y de la confianza estarían bien colgados en nuestro camino hacia los demás.


DIEGO LARREA BUCCHI 


Tu instante decisivo

En 1930 los fotógrafos comenzaron a privilegiar crecientemente la fotografía tomada “al vuelo”, la famosa "instantánea", en contraposición a los complejos y claustrofóbicos procedimientos de la fotografía de estudio del siglo XIX. Se había acabado la época de posar de forma organizada, ahora se captaba el mundo inmóvil en movimiento y comenzaba el nuevo concepto del “instante decisivo”.

Lo mismo sucede en nuestra vida personal o profesional e incluso en la vida de las empresas. ¡Qué importante es “estar en el momento justo y en el lugar indicado” cuando suceden las cosas! Ni antes ni después, ni mañana ni más tarde, sino en ese “instante decisivo” que sella sin discursos y con la mayor autenticidad nuestra esencia. 


Hay un momento para todo y hay un momento para demostrar quiénes somos de verdad. Las excusas duermen en el rincón de los conformistas mientras las oportunidades pasan enfrente de nuestras intenciones.

Cuando nadamos a favor de la corriente del río, todo se torna placentero, el esfuerzo es menor, y el agua refleja felicidad. Pero cuando cambia el curso de las aguas y se espera de nosotros que nademos contra la corriente, los valores dejan de ser una bonita frase institucional generalizada, para convertirse en el “Instante” más importante que hayamos vivido jamás. Una fotografía convertida en la radiografía de nuestro verdadero ser.


Tenemos en la memoria de nuestros móviles millones de fotografías que probablemente jamás volvamos a mirar. Pero ¿tenemos en nuestra memoria personal la instantánea que nos provoque una inspiración de orgullo como ésa?


¿Qué hemos dejado de hacer o de decir? ¿En qué momento no hemos estado y podríamos haberlo hecho? ¿Qué palabra silenciamos sabiendo minutos más tarde que podía ser una posible solución? ¿Qué llamada nunca hemos hecho? ¿Qué nueva excusa tiñe de vacío nuestra falta de acción? ¿Dónde durmió esa noche nuestro orgullo sabiendo que no era necesario? 



Pasamos nuestra vida corriendo detrás del tiempo e intentando domarlo y administrarlo sin darnos cuenta que el tiempo somos nosotros mismos. Su propia oscuridad es la que nos impide avanzar y, en nuestra “cámara fotográfica” ni la velocidad de obturación, ni la apertura, ni el diafragma ni la sensibilidad ISO nos podrán ayudar esta vez. 

“NO TENGO TIEMPO” es una de las mayores mentiras relacionales y profesionales que hemos validado y autorizado y, lamentablemente estamos convencidos que refuerza nuestra capacidad de trabajo o responsabilidad. ¿Qué es más importante que participar de los “instantes decisivos”? Ningún papel, mensaje, reunión, informe, tarea, o llamada pueden estar por delante de lo importante. Llámese cliente, pareja, amigo, hijo, compañero, etc.


Permanentemente insistimos en que el Otro soy yo. Porque la capacidad para generar y gestionar los mayores cambios radica en tener la humildad, la escucha, la inteligencia, y el sentido común para entender que el cambio proviene de uno mismo y que en esa fotografía tarde o temprano puedo estar yo. 


Tener el talento de identificar una coyuntura importante y actuar para provocar la solución necesaria nos pone en un plano de relevancia muy importante en el ámbito en el que nos encontremos. Y los “Caza Oportunidades” saben que éstas no siempre llegan envueltas para regalo sino más bien envueltas en un problema. Y es allí donde el contador de valor, dedicación, innovación, ruptura o cambio mide nuestra capacidad para descubrir el “instante decisivo”.

No tengo tiempo para no tener tiempo.  Porque la foto más importante de nuestras vidas une mágicamente a nuestro entrecerrado ojo observador, con el verdadero conocimiento, con el corazón y finalmente con la exactitud y paciencia de nuestro dedo índice, para que en un maravilloso “click” puedan juntos ser capaces de captar ocasiones únicas e irrepetibles transformando lo inimaginado en “Tu instante decisivo”.



DIEGO LARREA BUCCHI 


Vídeo 5 - Canal Youtube RH&CC: "Lo que no hagas tú, lo hará otro por ti "

El verdadero corazón de los negocios radica esencialmente en las personas que lo impulsan. Por lo tanto, si aplicamos una simple regla de tres podremos decir que a mayor inversión en las personas, mayor es el beneficio que obtenemos y mayor es el impacto de nuestro negocio.
Cuidar es un verbo que implica proactividad, humildad, escucha y empatía. Cuidar significa generar espacios de confianza, de verdadero respeto, hacer de nuestros valores un acto y no un pacto.
La oportunidad está en nuestras manos, es el momento y el lugar indicado. Porque lo que no hagas tú, lo hará otro por ti.

Te comparto mi quinto vídeo de Recursos Humanos & Cultura Colaborativa en mi Canal de Youtube RH&CC: "LO QUE NO HAS TU, LO HARÁ OTRO POR TI"





DIEGO LARREA BUCCHI 
Twitter: @larreadiego