La mirada de los otros - Vídeo 17 - Canal Youtube RH&CC


Todos necesitamos la oportunidad de ser escuchados, de ser valorados, de ser conocidos como realmente somos. El conocimiento y la confianza son dos pilares fundamentales en las relaciones humanas.

Te invito a ver mi nuevo vídeo de Recursos Humanos & Cultura Colaborativa: "LA MIRADA DE LOS OTROS"



La gallina de los huevos de oro

¿Por qué solamente pensamos en cambiar de dirección cuando nos acercamos al precipicio? Hay algo dentro de nosotros que nos arropa de justificaciones y seguridades y nos lleva a creer y confiar que la famosa gallina de los huevos de oro, en nuestro caso, sí será eterna. El éxito empresarial es algo admirable, pero muchas veces difícil de sostener en el tiempo. “Nosotros siempre lo hemos hecho así, y tan mal no nos ha ido”, solemos escuchar con bastante frecuencia. Probablemente lo que haya reforzado a las grandes y medianas empresas que llevan muchísimos años vigentes en el mercado, ha sido justamente el no pronunciar esa frase.



Nos sucede lo mismo en nuestra vida personal, creemos que todo es para siempre. Como decía mi abuela en una frase más que sencilla pero cierta: “Diego: a las plantitas hay que mirarlas, hablarles y regarlas todos los días”. Pero por una extraña razón los seres humanos damos por hecho la eternidad de aquello que convertimos en rutina o en nuestro día a día. Y esta reflexión no cuestiona el disfrutar de lo que tenemos, de nuestros logros, de la felicidad que proporcionen o el éxito que nos brinde. Es poder ser capaces de anticiparnos y sorprender a Señora Comodidad replanteándole mejoras y cambios antes que ella nos sorprenda a nosotros. Pongamos un ejemplo: si colocamos una rana en un recipiente con agua hirviendo, saltará y huirá. Pero si lo hacemos con agua tibia y muy lentamente comienza a calentarse el agua, nuestro anfibio se irá adaptando a la temperatura y resistirá el aumento de ésta, dando como resultado su aletargamiento. ¿Resultado? La rana perderá su voluntad para abandonar el agua hirviendo y morirá. Y eso no queremos que suceda.

Los mejores equipos y deportistas de la historia una vez finalizada cada victoria, saben alegrarse por su resultado pero tienen el “gen natural del campeón” y tienen muy claro que la cima no es quietud. Y es por ello, que minutos más tarde del triunfo, con la humildad necesaria y silenciosa, observan todo aquello en lo que pueden evolucionar y progresar. Estudian a su próximo competidor y son capaces de variar su estrategia para no ser tan previsibles. Proactividad y sorpresa constante, siempre con su esencia de estandarte como fuerza motora. Eso los ha llevado a ser los más grandes y ser parte de la historia. Lo mismo con esas “grandes” empresas que hemos mencionado antes. ¿Necesitaban un espíritu de innovación constante siendo las más poderosas del mercado y de mejor facturación? Si la respuesta hubiera sido no, hoy no hablaríamos de ellas.


Son organizaciones que han entendido que el verdadero negocio no sólo está en su cuenta de resultados, sino también en comprender que el crecimiento de la misma puede beneficiarse creando un valor social, tanto de manera interna como externa, con sus colaboradores y con sus clientes. Han cambiado, han evolucionado, se han adaptado, no han permitido que el agua tibia los duerma en la comodidad, han sorprendido y se han sorprendido a ellas mismas centrando su capacidad de crecimiento en las necesidades de la sociedad a la cual pertenece y a la cual ofrecen su servicio. Y luego, el beneficio estará visible a la luz de todos: clientes y trabajadores que sienten el orgullo, pasión y el compromiso por la marca.

No es un tema de edades, de generaciones, de facturación, de tamaños, de sectores, es un tema de oportunidades, de entender que vivimos y trabajamos con y para las personas, y si las personas cambiamos, nada es lo suficientemente eterno y perfecto como para no tener la sabiduría de transformarse a tiempo, y nunca pronunciar la fatídica frase de: “¿Para qué?...Si así estamos bien”.


Innovar no es sólo un término empresarial ni tampoco es únicamente reinventar. Innovar es espíritu de cambio, cuestionamiento positivo, creatividad, asumir los errores, saber preguntar, escuchar a tiempo, tener anticipación, sana percepción, visión y no confundir estabilidad con comodidad. No es un discurso, no es un cuadro en la pared, no es una presentación Power Point. Es un estilo de vida, es una forma de ser y de actuar. Porque si nos relacionamos o trabajamos entendiendo que “nada es para siempre”, evitaremos a tiempo subirnos al barco de la falsa perpetuidad, para vivir intensamente en tierra firme el maravilloso camino del progreso, experiencias y felicidad de las personas.

Las gafas de lo importante

El hombre por su fascinación innata ha mirado hacia el cielo contemplando la vía láctea, se ha detenido en la orilla del mar para dialogar con el horizonte, se ha subido a la cúspide más alta para comprobar la inmensidad. Siempre ha buscado un punto de referencia o una necesidad de futuro y cambio que, de alguna manera, le brinde seguridad, confianza y felicidad.

Pero nos han educado y estamos educando para “alcanzar la meta”, con cronómetro en mano. Vamos como locos corriendo día tras día, cumpliendo, enseñando, aprendiendo, llegando, partiendo, subiendo y bajando. Al vértigo lo llamamos adrenalina y a la calma inseguridad. Y es una carrera que nunca se detiene, porque nada nos satisface por completo o termina por convencer. Estamos en muchos sitios a la vez pero no estamos en ninguno. Queremos escuchar pero estamos respondiendo. Y en esa atropellada carrera por la inmediatez y el “logro”, paradójicamente siempre vamos solos. Aunque lo hagamos por y para otros, hemos entrado en una dinámica de aceleración constante que nos lleva consciente o inconscientemente a sentirnos,una vez más, en la rueda del hamster.

Paremos un instante. En esa esquizofrenia pluriforme tenemos entre manos una nueva oportunidad para cambiar las cosas. Un mundo que se abre de par en par hacia una transformación de un modelo más cercano, más colaborativo, más conciliador, en definitiva más nuestro, más humano. Pero si avanzamos con los viejos esquemas del pasado, tropezando sin tener un claro sentido de hacia dónde nos dirigimos, por qué, cómo y con quién lo hacemos, estaremos condenados a lastimarnos a nosotros y a los demás, dejando pasar un tren que probablemente no regrese. “Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos” decía Eduardo Galeano.


Y en ese cambio podemos ser realmente disruptivos y dar el primer gran paso: sí todas las estrategias empresariales, sociales, educativas, comerciales en el fondo hablan de personas, ¿por qué no optimizamos tiempos y recursos comenzando directamente hablando de ellas? Inteligencia colectiva para una demanda universal de aplicación individual. Todas para una y una para todas, parafraseando a Alejandro Dumas. Por ende, el verdadero conocimiento de la persona y la satisfacción de sus necesidades y expectativas será la más exitosa de las estrategias.


Nos tenemos allí, mirándonos frente a frente, en cada reunión, café, pasillo o charla. Sabemos lo que nos importa y lo que no, lo que queremos y lo que no queremos. Por eso, antes de hacer grandes reflexiones, valoraciones, estudios e inversiones miremos con las gafas de lo importante nuestro alrededor, a nosotros, a nuestros seres queridos. En esta nueva etapa de transformación tecnológica debemos entender que en las cuestiones más sencillas y simples de nuestro día a día están las grandes palancas del cambio y la oportunidad de una verdadera evolución. No busquemos demasiado lejos, lo importante está en nosotros y con nosotros.

Las gafas de lo importante nos tienen que facilitar una mejor visión para discriminar aquello que no aporta valor, que no suma, que no facilita, que no es eslabón, que no une, que no construye, y en paralelo detectar a tiempo las mejores cualidades que sí queremos para nuestra vida, para nuestros proyectos, para nuestros negocios: como el compromiso, sensibilidad, generosidad, consideración, lealtad, responsabilidad, confiabilidad, factores determinantes para una relación duradera, creíble y exitosa. Estamos entre todos diseñando el nuevo modelo económico social de nuestros hijos y nietos. Cada uno desde su lugar tiene una excelente responsabilidad.


Así podremos regalarle a Ortega y Gasset que ahora “somos más que nosotros y nuestras circunstancias” y no nos limitarnos a perseguir nuestros objetivos individuales, sino que encontramos en los objetivos comunes los mejores beneficios recíprocos, trabajando juntos para lograrlos.



Los Matatalentos - Vídeo 16 - Canal Youtube RH&CC

¿Quiénes son los Matatalentos? Personas con responsabilidad organizacional (o no) que, en lugar de aportar emociones positivas y trabajar en torno a un ambiente de colaboración, valores y desarrollo, generan ira, miedo, hartazgo y desmotivación. Sentimientos todos ellos que influyen muy negativamente en el clima laboral y en la productividad de nuestras organizaciones. Pueden ser jefes o compañeros, no importa el status empresarial que tengan. 

Detrás de cada uno de estos Matatalentos está la irresponsabilidad de afectar de una manera directa nuestra cultura, nuestra innovación y crecimiento como empresa. Además de provocar una ruptura "entre lo que somos y decimos ser", capaz de afectar nuestra imagen y credibilidad interna y externa.

Es por ellos que los managers juegan un rol fundamental en la percepción y anticipación de estos casos, a través del conocimiento, acompañamiento, coherencia y muchas veces valentía. El buen liderazgo nace de vivir el talento como un gran Director de Orquesta, provocando que su música sea única, que cada instrumento brille por sí mismo, y todo de espaldas al público.

Porque los Matatalentos no comprenden de rupturas, ni de creatividad ni de innovación, no dejemos que ellos tomen la decisión por nosotros. El "talento de saber cambiar a tiempo" nos regala madurez, experiencia, oportunidades y felicidad. Y todo depende de nosotros.

Súmate a los "REVIVETALENTOS", porque el talento nace de la creatividad y la creatividad de las personas "provocadoras".


Te invito a ver mi nuevo vídeo de Recursos Humanos & Cultura Colaborativa: LOS MATATALENTOS





DIEGO LARREA BUCCHI 
Twitter: @larreadiego