Lo primero que tenemos que hacer es definir lo qué es un Proyecto de Empresa: y un Proyecto de
Empresa es en primer lugar transmitir una
visión y una ambición. Esto solo podemos hacerlo si tenemos una Visión y
una ambición que sean motivadoras.
En segundo lugar, y también muy importante, tenemos que definir unos objetivos. Hay que decidir cuáles son los objetivos que nos permitirán alcanzar los resultados que queremos. No nos vale cualquier cosa...Nuestros objetivos deben buscar lo mejor para alcanzar estas metas, pero también nos tienen que permitir actuar según unos valores que merezcan la pena.
Es decir, no podemos limitarnos a transmitir ni a
recibir instrucciones o métodos de trabajo. Tenemos que explicar los por qué y los para qué, las causas y sus finalidades.
Dentro del Proyecto de Empresa tenemos varios bloques:
- Está la Visión, que es lo que queremos ser. Es nuestro ideal.
Nuestro sueño. Pero un sueño realizable, no es una quimera. No lo hacemos para
un poster, para colgarlo en la oficina o en los pasillos de nuestras
organizaciones.
- Están los Objetivos. Porque la Visión tenemos que traducirla en
objetivos concretos. Los objetivos son
lo que nos van a permitir alcanzar aquello que nos hemos propuesto, lo que
ambicionamos.
- Nuestras Ambiciones. Son compromisos concretos y cifrados que nos
hemos marcado para nuestro futuro. Así que eso es lo que debemos trabajar y
deberíamos intentarlos en nuestras Empresa durante los siguientes 10 años.
- Nuestros Valores. Esos Valores, asumiendo un ejercicio de valentía por
parte de los directivos de la empresa, se construyen desde la base, donde los
propios trabajadores en un esquema participativo de trabajo nos dicen cuáles
son los valores que los representan. Y esos Valores comunes, validados por la
Dirección tendrán un impacto y una fuerza inigualable, que ni el mejor trabajo
de consultoría jamás pueda lograr. Y
luego, esos Valores van a determinar cómo queremos que sea nuestro Proyecto, los comportamientos que van a estar de manera
permanente en nuestra vida cotidiana. En definitiva, la construcción entre
todos del Proyecto de Empresa. Y esto es lo realmente importante.
Por eso durante ese proceso tenemos que hacer un alto. Hacer
como los buenos carpinteros hacen con el serrucho: parar...dejar de serrar...afilar,
uno por uno, los dientes de la sierra... Y arreglar el “trisque” de la
sierra... para que la sierra corte bien
también hace falta que los dientes estén bien orientados. Así no se
embaza y el trabajo sale con más rapidez y con menor esfuerzo.
Esto es lo que deberíamos hacer en los siguientes meses a
partir de esa etapa. Definir qué es lo que queremos ser, qué es lo que queremos
conseguir y cómo lo queremos hacer para llegar lo antes y lo mejor posible. Y
lo tenemos que hacer entre todos. Y eso quiere decir que lo debemos hacerlo con
la participación de todos los empleados que forman esa empresa durante este
proceso de cambio.
Un Proyecto de Empresa es antes que nada un proyecto
compartido por todos. Y esto ¿cómo va a
ser posible?
Para que sea un proyecto
compartido hay cuatro cosas esenciales a tener en cuenta:
1) Las personas deben involucrase en la creación del
proyecto porque tiene la voluntad de ser duradero y porque va a ser transcendental para el
devenir de la empresa. Nunca será un
proyecto-real-compartido si los empleados hacen su trabajo de acuerdo
con una partitura entregada por un superior jerárquico. Por esta razón es
fundamental que todos tengamos la oportunidad de participar y de ser
escuchados. Si no, no sería una participación real y con sentido. Si no lo
creamos entre todos, la visión, la ambición, los valores no se cumplirán.
Independientemente del esfuerzo de algunas personas de la empresa.
2) La finalidad de un Proyecto de
Empresa debe ser mejorar el bienestar
económico y la calidad de vida de todas las personas que dependen del éxito
de la empresa. Es decir, los objetivos de crecimiento económico y los objetivos
sociales están íntimamente ligados y son interdependientes. Sobre todo en
empresas que tengan por filosofía y principios de actuación el compartir el
fruto del trabajo de todos vía compartir el haber, compartir las ganancias. Se
comparte el saber cuándo proporciona cada día más y mejor formación. Y se
comparte el poder mediante una mayor autonomía y una mayor responsabilización
de cada uno en su ámbito de trabajo.
En este caso hablamos de
compartir el querer. Desde mi punto de vista, esto es lo que hacemos cuando
creamos entre todos un Proyecto de Empresa. Esto es un acto claro de ese
compartir el querer, el compartir hacia dónde queremos ir y qué es
lo que queremos ser. Mejorar tanto a nivel económico como a nivel social es
la mejor manera de hacer crecer las potencialidades de las personas y las de la
empresa.
3) La preocupación por responder a las necesidades de los clientes, también forma parte
del Proyecto de Empresa. Si un proyecto no contempla como eje fundamental a los clientes, si no está orientado a
contestar cómo podemos atender y satisfacer de manera permanente a nuestros
clientes, será un proyecto fallido y estará abocado al fracaso.
Un buen Proyecto de Empresa trata, pues, de buscar la satisfacción de los clientes, de los colaboradores y de la empresa. Es una triple convergencia de intereses. Si se logra una buena armonización de intereses desde luego se puede lograr el éxito futuro del proyecto.
Sabemos que la empresa en general es una organización compleja y la percibimos con frecuencia como múltiple, contradictoria e incierta. Esta complejidad se traduce en la dificultad que tienen muchos empleados, a veces, para ver la coherencia de las acciones tanto a nivel económico como social. Por esta razón el Proyecto de Empresa debe satisfacer la necesidad de claridad sentida por el conjunto de trabajadores.
La necesidad de claridad y de coherencia la tenemos que tener presente para expresar orientaciones claras para el futuro. Tan sólo el acuerdo en las finalidades permite tener coherencia y responsabilidad por parte de todos los que componemos la empresa.
4) Por último las personas con mayor responsabilidad
jerárquica deberán vivir el Proyecto todos los días. Es la manera de cómo
los colaboradores se podrán identificar con los jefes que actúan de manera
cotidiana conforme a unos principios y unos valores.
Un Proyecto de Empresa es un acto de management y como todo
acto de management, tiene una intencionalidad.
Aspira a desarrollar la empresa, pues está en la naturaleza misma de la
empresa el querer progresar.
Y, como comentaba anteriormente, se trata del desarrollo de
los beneficios y del desarrollo de las personas. Esta voluntad debe poder
sentirse a través de la preocupación constante de los responsables a la hora
de guiar y seguir el desarrollo del
Proyecto.
Debe ser una
responsabilidad permanente ya que va a movilizar mucha energía y va a despertar
muchas ilusiones.
La confianza en las personas y nuestra voluntad de
desarrollarla hace que demandemos a cada uno de los mandos, de los managers su generosidad
y exigencia. Generosidad en el esfuerzo e implicación con sus
colaboradores y exigencia en el cumplimiento de lo decidido.
Se necesita igualmente compromiso y responsabilidad. El
Proyecto de Empresa va a exigir a toda
la Organización un compromiso y una responsabilidad añadida puesto que ya
no va a ser hacer algo únicamente porque me lo dice mi jefe, sino porque lo
dice un proyecto que hemos decidido entre todos y que nos va a marcar las
verdaderas prioridades.
Si los colaboradores no saben cuáles son las principales
prioridades, seguirán ocupándose más de los asuntos relativos a sus
departamentos. En ocasiones las personas trabajan y toman decisiones a ciegas y
no tienen un “norte” común para
orientarse.
Este proyecto es
un compromiso. Significa que hay que
cambiar el “tengo que hacer” por el
“quiero hacer” y puesto que me he comprometido de tal manera, esto me aportará argumentos para disfrutar
con lo que hago. Forma parte de la capacidad humana la posibilidad de convertir
y transformar los hechos en oportunidades de desarrollo personal. Por eso,
podemos ver la parte más positiva de las situaciones e incluso podemos reír
frente a las adversidades. Pues esto nos ayuda a pensar que cualquier trabajo
tiene una finalidad positiva para la sociedad y para las personas y que
contribuimos a ella con nuestro esfuerzo y saber hacer.
Un proyecto de este calado no es una normativa de buena
conducta. Ni tampoco es un manual de buenas intenciones. Si así fuese
significaría un esfuerzo inútil. El objetivo son los pequeños cambios
cotidianos, cambios en los hábitos diarios que nos permiten mejorar
constantemente.
Aunque sabemos porque hacemos una tarea inmediata, a menudo
perdemos de vista el nivel más global en el que se sitúa el trabajo de todos
los días.
Esto es igual a esa pequeña historia que decía: “En una
cantera había muchos problemas y el jefe se acercó un día para ver en directo
por qué ocurrían tantas cosas...Le parecía que los equipos no estaban muy
motivados. Preguntó a un operario lo que hacía, y este le respondió que estaba
partiendo piedra. Preguntó a un segundo, y este le dijo que él se estaba
ganando la vida. Y preguntó a un
tercero, y éste le dijo que él estaba construyendo una catedral”.
El Proyecto de Empresa, con valores compartidos, que crecen gracias a unos empleados motivados y que han sido creados mediante la consulta, el acuerdo, la participación y una filosofía positiva pueden conseguir mucho más de lo que nos imaginamos...pueden mover montañas.