La ignorancia de ignorar (Vídeo 19 - Canal Youtube RH&CC)

La raíz de muchos males contemporáneos tiene estrecha relación con esta imposibilidad o ignorancia de reconocer al otro, de saber quién es, qué necesita, por qué actúa de una u otra forma. El reconocimiento es parte del conocimiento.

Y son los miedos (en todas sus generalidades) los encargados de hacer que en nuestra cultura cada vez sea menos frecuente la relación yo-tú, y cada vez más frecuente el contacto puramente instrumental del otro, pasando a existir exclusivamente cuando es un "obstáculo" o cuando lo necesitamos.

Te invito a ver mi nuevo vídeo de Recursos Humanos & Cultura Colaborativa
LA IGNORANCIA DE IGNORAR:




No es un tema meramente emocional. En el mundo de las empresas estos factores son claves. Por ejemplo, un trabajador con empatía que se esfuerza por colocarse en la mente y el corazón del cliente, logra comprender su situación y sus necesidades de manera eficaz. Esta cultura no se compra sino que se alimenta, se crean hábitos, se construye entre todos con el valor de ejemplo, entendiendo que la alteridad es la clave del éxito en cualquiera situación.

Muchas gracias a tod@s por ver y compartir este vídeo y poder reflexionar juntos.
Muy buen fin de semana y hasta la próxima publicación.

DIEGO LARREA BUCCHI 
Twitter: @larreadiego 

Hablemos de cambio, hablemos de mí

Una de las palabras que más escuchamos en distintos sectores o foros es la palabra cambio. Alejándonos un poco del ruido cotidiano nos preguntamos ¿qué es lo que realmente tenemos que cambiar? Hemos llegado, queriendo o sin querer, a un acuerdo implícito entre todos y es que todo está cambiando: la sociedad, el clima, la economía, el comercio, el trabajo, etc. A partir del momento en que las comunicaciones comenzaron a transformar nuestra vida cotidiana, empezamos a transitar caminos desconocidos hasta el momento y a incorporar ciertos hábitos impensados. En nuestro día a día se abrió una gran caja de sorpresas, retos, incertidumbres, desconocimientos y fascinaciones. Ahí, dentro de esa sudestada de acontecimientos comprendimos poco a poco que algo de nuestra vida ya no era como antes, ni como nos habían contado que sería. Y en el descubrimiento de un “nuevo escenario” comenzaron las lógicas dudas, interrogantes, miedos y un nuevo aprendizaje hasta hoy no experimentado.

Pero ¿qué es lo que realmente debe cambiar en nosotros para que seamos capaces de adaptarnos a esta transformación? ¿Debemos aceptar todo cambio sin cuestionarlo por el mero hecho de encontrarnos en plena ola de actualización? ¿El “cambiar por cambiar” es una inteligente estrategia para impulsar la siempre querida pero temida innovación o es un renegar de todo lo que nos ha traído hasta aquí?

A veces la velocidad juega roles tremendamente importantes aunque no siempre son afortunados. La evolución también es saber hacia dónde vamos y lo que queremos ser como sociedad, familia, empresa u organización con una visión compartida. Porque las cosas no cambian; cambiamos nosotros.

Y entonces ¿sabemos lo que queremos ser? ¿o estamos dejando que los impresionantes descubrimientos tecnológicos guíen nuestro camino?  “Robots capaces de ganarse la confianza de humanos” o “Los robots ya superan a los humanos en comprensión lectora” son hoy titulares de prensa que nos hacen sonreír. Pero si no orientamos el cambio hacia una verdadera evolución intelectual, cognitiva, emocional y colaborativa le estaremos “entregando” las llaves de nuestras decisiones y nuestro futuro. 


"Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender" decía Ortega y Gasset. Aunque nos digan que debemos dar el paso, adaptarnos y ser parte de la transformación, conocer y comprender hacia dónde nos estamos transformando es única y exclusivamente nuestra responsabilidad.  Descubrirnos a nosotros mismos y saber lo que queremos y necesitamos siempre ha sido y será la base elemental de todo éxito futuro. En cambio, encomendar a los demás que cambien para que yo me adapte, es la peor táctica marketiniana que podemos elegir.

Saber adaptarse a los cambios que vienen del entorno en lugar de pretender transformarlo todo, también es una opción válida e inteligente. Pero, siempre y cuando seamos nosotros los que decidimos esa adecuación propia, por necesidad o por búsqueda de mayores logros y satisfacciones. Comprender cada paso que hemos dado, estamos dando o nos falta alcanzar, será fundamental en nuestro crecimiento personal, profesional, comercial y hasta espiritual. 


La necesidad busca la oportunidad y la oportunidad al cambio. La inacción es parte del letargo y el letargo la cuna de los mediocres. La base de esta transformación no está en los grandes procesos de cambio sino dentro de cada uno de nosotros. Porque atrevernos a innovar es traspasar las fronteras que uno mismo tuvo y tiene. Es llegar donde queremos llegar para superarnos y donde nadie ha llegado. Por lo tanto los dos factores diferenciales son: entender y querer. 

“Nos deleitamos con la belleza de la mariposa pero raramente admitimos los cambios por los que ha pasado para conseguir esa belleza”, decía Maya Angelou. Sepamos disfrutar, aprender y valorar esta gran transición que tenemos la dicha de vivir. Y que la esquizofrenia colectiva de lo ordinario no nos robe la ilusión de un equilibrado futuro de verdadero bienestar y prosperidad.

La desconexión que nos une

Por una razón o por otra en los cambios de años y en fechas navideñas realizamos una retrospección, a modo de resumen, de nuestra vida reciente. Necesitamos de manera inconsciente cerrar los ojos y contabilizar lo que hemos logrado o lo que hemos perdido. Aflora probablemente uno de los mejores sistemas de evaluación por objetivos aún no conocido en el mercado convencional: nuestro yo interior. Los tiempos cambian, nosotros también con ellos y en la velocidad de los acontecimientos diarios no siempre tenemos la mejor perspectiva de nuestra evolución y crecimiento. Pero probablemente por los sentimientos que nos generan esas épocas de recogimiento, llegamos a detenernos al menos algunos segundos y ver nuestra película del año a muchísima velocidad.

Entonces nos brotan esos deseos de saludar a toda nuestra agenda. Abrimos el teléfono móvil. Y entre medio de tantos mensajes recibidos impersonales y repetidos, giramos con el dedo índice esa especie de ruleta vertical tan misteriosa que nos atrapa llamada lista de WhatsApp. Nos detenemos. Subimos y bajamos. Volvemos a subir, volvemos a bajar. Y descubrimos que tenemos una gran red de contactos pero muy poco que realmente “hacen tacto”. “¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesite?” sonaba de fondo en la radio. Y fue entonces que nuestro corazón abrazó de manera silenciosa a toda esa gente que nos acompañó de manera real en cada paso de nuestro puente hacia la meta que nos habíamos trazado. Esas personas que en los momentos altos no fueron estruendosos y en los momentos bajos nunca se silenciaron.

Ser, estar, parecer y semejar: la autenticidad del ser humano y del mundo de los negocios. “Ser” íntegro. “Estar” en el momento y lugar indicado. No sólo serlo sino “parecerlo”. Porque esa “semejanza” nos habla de equivalencia y ésta de empatía porque algún día “el otro” puedo ser yo.


Tenemos la enorme oportunidad de vivir en la Era del Agua, en The Water Cycle, donde permanentemente nos encontramos en alguno de sus estados de transformación. Y en alguno de sus ciclos estamos hoy cada uno de nosotros. Procesos de aprendizaje y evolución a nuestra disposición. Por eso, no dejemos que la velocidad de los acontecimientos limiten nuestra capacidad de comunicación verdadera y de escucha auténtica con quien tenemos al lado. Que las redes nunca nos enreden y sean verdaderos enlaces de colaboración. No limitemos nuestra posibilidad de crear entornos cada día más humanos, donde la “sensibilidad” no sea solamente una frase de una cursi película de sábado por la tarde.


Un año maravilloso nos espera! Y estemos abajo o arriba de la rueda, recordemos que todo es circunstancial, todo cambia y la vida tiene mil vueltas. No olvidemos que el juego interminable de conectarnos y desconectarnos al verdadero y genuino éxito personal o profesional, siempre lo encontraremos a través de la alteridad del yo.

Bienvenido 2018!



DIEGO LARREA BUCCHI 
Twitter: @larreadiego