Evidentemente que sin buenos equipos no hay nada que hacer.
Todo en las compañías se ejecuta a través de ellos: “No son las finanzas, ni la
estrategia, ni la tecnología, es el trabajo en equipo el que permanece como
única ventaja competitiva ya sea por su gran valor o su extraña escasez.
Lo primero que deberíamos hacer es hacer un análisis interno
sincero sobre los problemas específicos que nos están enfrentando actualmente.
Aspectos como la forma en que nos comunicamos y enfrentamos situaciones
complejas.
Pensemos por ejemplo en temas como el nivel de respeto y
admiración que nos tenemos. Y así, con protagonistas a bordo, podemos dar paso
a la primera y más importante disfunción de un equipo: la falta de confianza.
Una reflexión adicional: a veces la sencillez de las ideas solo contrasta con
la dificultad de ponerlas en práctica.
1. Falta de confianza
Muchas veces, cuando se utiliza exageradamente una palabra,
esta suele perder su significado. Eso sucede con 'confianza', que es
precisamente el pilar sobre el cual cualquier equipo efectivo debe operar. Puede
sonar simple pero en realidad sin confianza, sencillamente ningún equipo funciona.
Lo normal es que se relacione confiar con la viabilidad del
futuro, a partir del desempeño pasado. La confianza es la capacidad de
mostrarnos vulnerables frente a los demás. La confianza es la libertad de
mostrarnos como somos, con nuestros defectos, debilidades, preocupaciones y
ansiedades frente a nuestros compañeros de equipo.
Pongamos en escena a esos personajes que pensábamos durante el
atasco. Por ejemplo ¿qué tan difícil es este punto cuando se es jefe, o cuando
se compite con un compañero por un ascenso? Crecimos en un sistema basado en la
competencia y el canibalismo. Es por esto que nos es tan difícil superar esta
primera disfunción que afecta terriblemente a los equipos.
Aquello de admitir una falta de confianza con los compañeros
del trabajo no es sencillo. ¿Qué tan fácil nos resulta pedir ayuda cuando la requerimos,
aceptar errores u ofrecer disculpas?
Muchos guardamos para nosotros los sentimientos
más humanos en el trabajo por temor a mostrarnos vulnerables, cuando en
realidad puede ser esta la mejor oportunidad para lograr empatía y apoyo. ¿Cómo
es esto? …el miedo al conflicto.
2. Miedo al conflicto
Cuando no hay confianza la gente no se expresa y al no
hacerlo se crea todo un ambiente de "armonía artificial". Esto nos
lleva a un profundo miedo a discutir. No es entendible por qué existe el tabú
con respecto al conflicto en las empresas, pues cualquier relación de amistad,
amor o profesional no puede prosperar sin la necesidad de un intenso conflicto
ideológico.
Puede sonar contradictorio, pero en la práctica muchas
empresas dejan de tratar aspectos relevantes por su prisa a ocultar el
conflicto, mientras que las personas acumulan cargas emocionales. Ahí es cuando
aparece el conflicto personal que sí es dañino y agresivo.
Es fácil identificar síntomas en este último caso. Solo
basta con preguntarse: ¿qué tan aburridas son las reuniones de trabajo en su
empresa? Si confiamos en sus planteamientos, los equipos que tienen una buena
base de confianza pueden discutir todo lo que quieran.
Tan fácil como sube la tensión en la discusión, esta bajará,
pues se entiende que son confrontaciones ideológicas y no personales. Entre más
tiempo se dedique a discutir temas centrales cara a cara entre la gente, más
efectivas serán las empresas. Muchas compañías y ejecutivos les sacan el cuerpo
a las reuniones por su afán de ejecutar y ejecutar. Este es el síntoma de la falta
de compromiso.
3. Falta de
compromiso
La siguiente pregunta refleja una realidad cotidiana en las
empresas que nos permitirá entender perfectamente de qué estamos hablando. ¿Nos
sucede que muchas veces estamos desmotivados para apoyar a nuestros equipos en
un proyecto, porque cuando decidieron realizarlo no lo tuvieron en cuenta?
¡Esta es la importancia del conflicto! Los equipos
extraordinarios no se levantan de la mesa hasta haber asegurado que todos los
involucrados hubieran tenido la oportunidad de expresar sus ideas. Cuidado, no se trata de consensos, ni
significa que todos estén de acuerdo en todas las decisiones porque esto es
virtualmente imposible. Pero cuando una propuesta fue honestamente escuchada y
entendida, las personas suelen dar lo mejor de sí, aunque su idea no se haya
impuesto.
Todo esto parece sacado de la manga pero tiene sentido. ¿Qué
tan frecuentemente se excluyen fichas claves de un equipo en la toma de
decisiones? ¿Realmente podemos mejorar en este sentido? Está demostrado que
nada motiva más a un equipo que un norte común definido en conjunto o un
proyecto común como decíamos en post anteriores.
4. Rechazo al
seguimiento
Otro tema que puede afectar a los equipos de trabajo puede
ser incluso la más propagada: la incapacidad de los integrantes de un equipo
para pedirles cuentas a los demás. Aceptémoslo. Para muchos, esto puede sonar
políticamente incorrecto, pero los equipos que no están acostumbrados a “retarse”
entre sí y elevar juntos sus estándares de desempeño están en graves problemas.
Esto fortalece la mediocridad, la
burocracia y la inequidad con los que realmente aportan.
Claro que es muy difícil decir de una manera constructiva y
positiva decirles de frente a los demás aquello en lo que están fallando! Pero
tengamos en cuenta que le estamos haciendo no solo un bien al equipo sino
también a esa persona.
Si no se exigen los estándares a los equipos, permanecerán
siempre por debajo. De nuevo, todo tiene que ver con el grado de confianza.
5. No pensar en los
resultados
La incapacidad de exigir y realizar seguimiento nos lleva
directamente a la falta de resultados. De la mano de los “egos y estatus”. Esos
personajes que pasan por encima de los demás con tal de mostrar sus propios
resultados a costa de los del equipo en general.
Para liderar con éxito un equipo en una compañía, en muchos
casos, tenemos que sentirnos como si fuera un entrenador de básquet o fútbol.
Todos conocemos ejemplos de equipos de “estrellas” que no logran resultados de
equipo.
Recordemos: a veces la sencillez de las ideas solo contrasta
con la dificultad de ponerlas en práctica.