El mundo de la comunicación no solo ha revolucionado nuestros
ámbitos personales y familiares sino también nuestra forma de trabajar,
independientemente qué puesto desempeñemos en nuestra empresa, o en qué tipo de
empresa estemos, seamos jefes, empleados, autónomos, estemos en finanzas,
recursos humanos, logística, compras, o nos desempeñemos como vendedores,
mecánicos, camareros, médicos, call center, abogados o electricistas. Da igual el rol, status, forma o
tipo de contrato, todos estamos bajos las nuevas leyes de la comunicación. El "ser o no ser" ya no
es una cuestión, es una realidad.
Hasta ayer
primaba más nuestro saber hacer en nuestro oficio, y poco
nuestra manera de compartirlo, de comunicarlo, de ser próximos con la
persona a la que ofrecíamos nuestro servicio, en definitiva de dar un poco más
(un "plus") de lo estrictamente "clásico" que ayer
demandaba nuestro trabajo. En definitiva ser cada uno de nosotros los
responsables de establecer la diferencia entre un profesional y otro, entre que
el cliente regrese o no regrese, sea interno o externo.
Por ejemplo, si teníamos la oportunidad en nuestras empresas de
contar nuestros proyectos en una revista interna para que todo el mundo se
entere, nos parecía un compromiso, una pérdida de tiempo, o bien simplemente
algo innecesario. Ni hablar de preparar una presentación cercana, nos basábamos
más en nuestros datos y nuestro contenido, que en el cómo lo recepcionaría un
público quizás no experto en la materia pero importante de conquistar y que
entiendan el mensaje. Si pertenecíamos a un departamento, por ejemplo Contable,
nos dedicábamos a ver los números, hacer los análisis correspondientes y lanzar
el "Excel" para transmitir los resultados y allí estaba nuestro
centro de atención. Si estabas en el departamento de Compras enviabas tus
estrategias comerciales en un archivo PDF para que los agentes comerciales
/vendedores lo impriman y sigan a pie puntilla tus conceptos. En un
departamento de Recursos Humanos, enviábamos el listado de cursos, contratos,
nóminas, normativas y simplemente velábamos por su cumplimiento. El médico nos
revisaba y nos daba una receta con alguna sugerencia por escrito y nos despedía
hasta la próxima mirando de costado para indicar en voz alta "el siguiente
por favor". El camarero cogía el pedido y traía los platos y cuando podía
nos traía la cuenta. El Call Center buscaba la respuesta a nuestra pregunta en
el ordenador y te daba la "solución enlatada" más aproximada y
misteriosamente si necesitabas más asesoramiento se cortaba la llamada. El
vendedor te decía: "lo que usted ve es lo que hay". Y así cada uno de
nosotros nos limitábamos a "hacer lo que había que hacer", hasta que
alguien sacudió nuestras puertas.
Hoy los contenidos ya están en manos de todos (o casi todos), la
información está a la vuelta de un click, y es cuando el maestro de la escuela
o universidad dejará de leer en clase grandes libros interesantes pero de
efectos somnolientos para entender que ese libro ya está en nuestro ordenador,
en nuestra tablet, en nuestro Ipad o nuestro móvil. Y lo verdaderamente
diferenciador de esas clases y lo que aportará un valor significativo en la
carrera profesional de cada alumno será el compartir las inquietudes sobre lo
leído, trasladar experiencias, en
analizar y trabajar esas teorías de manera colaborativa dentro de un ámbito
académico para encontrar su mayor proximidad con la realidad. El maestro cambia
en su comunicación, actualiza su pedagogía, para no encontrarse con aulas vacías.
¿Por qué no cambiamos nuestra forma de compartir nuestros proyectos o
conocimientos? porque si no fuese un ámbito laboral, seguramente las salas de
presentaciones también estarían desiertas.
Si somos
precisos en el análisis, la
educación o la transmisión de los conocimientos, busca dentro de sus objetivos
últimos la formación integral del ser humano, entendido como un ser
de necesidades, habilidades y potencialidades. Busca intervenir en las
Dimensiones Cognitivas (conocimientos), Axiológica (valores) y Motora
(Habilidades y Destrezas), para mejorar la calidad tanto de su vida personal
como de su vida profesional.
Por ello es clave que centremos también parte de nuestro tiempo de
preparación del proyecto en las claves de nuestra comunicación. Sabemos que ésta
juega un papel importantísimo en nuestras vidas, nos lo han dicho una y mil
veces, y siempre estamos de acuerdo con ello. Hasta hacemos promesas con
nosotros mismos cuando salimos de los cursos de comunicación de cuánto, cómo y
cuándo cambiaré.
Conocemos perfectamente como condiciona la percepción que los demás
tienen de nosotros y de ella depende nuestra capacidad para convencer. La
comunicación es fundamental para dirigir, coordinar y colaborar en una empresa,
así como para establecer relaciones comerciales fructíferas.
Hoy, la excelencia en la comunicación es una habilidad esencial
para un buen mánager. Nuestra capacidad para comunicar de la manera adecuada y
convencer es la clave de la efectividad a nivel personal y profesional, tanto
en las interacciones uno a uno como en las presentaciones a grandes audiencias.
Sabemos todo lo que hay que saber sobre comunicación, leemos
libros, blogs y excelente reflexiones y charlas al respecto. Pero seguimos sin
dar el paso fundamental. Seguimos centrándonos en cómo yo me siento seguro,
diciendo lo que tengo que decir, más que en cómo necesita el otro entenderlo.
Despertemos! El conocimiento virtual ya está en nuestro día a día.
Estamos trabajando con multigeneraciones digitales por adopción o por
nacimiento.
Lo que intentas explicar o contar ya otros lo han dicho por ti y
ya navega en distintos formatos, por eso, lo que buscan o esperan de ti esas
personas en tu mensaje no es el contenido (porque ya lo conocen) sino tu
estrategia, tu análisis, tus comparativas, tus reflexiones, tu forma de involucrar
a esas personas en el proyecto, en definitiva, tu propia esencia abierta,
creíble y dinámica Ser..mejor que no
ser.
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