La emoción y la creatividad serán dos pilares fundamentales en la transformación de esta nueva Era.
Todos, desde el lugar que nos toca, estamos embelesados y de alguna manera sorprendidos con el cambio que hemos experimentado en nuestra vida privada o profesional en pocos años. Jugamos y nos reímos de las cosas que hacíamos y cómo la hacíamos tiempo atrás como si se tratasen de siglos. Incluso contarles a nuestros hijos la manera de resolver algunas situaciones nos hacen sentir algo extraños.
Porque la evolución no se detiene y a pasos de gigante se presenta frente a nuestro café por la mañana sin preguntarnos nuestro nombre pero pidiéndonos nuestros credenciales. Todo continúa y la transformación nos regala excelentes soluciones que hasta ayer eran imposibles o un inconveniente. A cada instante vamos descubriendo y aprendiendo verdaderos atajos a las necesidades que se nos presentan diariamente. A pesar de las grandes desigualdades sociales que hacen lamentablemente injusto este pensamiento, vamos perfeccionando nuestra actividad profesional, social, organizativa e incluso familiar. Y en esa optimización van cayendo a un lado del camino nuestros antiguos esquemas, formas y pensamientos.
Tanto es así que en el pasado la vida estaba diseñada específicamente para cada persona y ésta debía seguir los patrones establecidos para tomar decisiones en su vida. Hoy, las personas intentan romper los modelos y las estructuras y cada uno es el creador de su propio molde para determinar sus decisiones y forma de vida.
Pero ¿dónde podemos descubrir que aún continuamos con los mismos patrones culturales que nos enseñó la experiencia anterior? Por ejemplo, varios estudios de grandes universidades internacionales apuntan a que las áreas técnicas de nuestras profesiones o servicios serán de alguna manera reemplazadas o bien sistematizadas. Ya existen medios eficientes y productivos para comunicarse sin barreras en varios idiomas. Existen programas cada día más asequibles y amigables en su uso para optimizar las labores administrativas y organizativas. Y, sin embargo, seguimos buscando las funcionalidades por sobre las competencias o la tareas por sobre el talento creativo o la visión estratégica.
Nuestra sociedad pide a gritos gente que emocione por encima de los ruidosos propagandistas de lo inmediato. Gente que contagie su pasión por su oficio, por su capacidad de análisis, por su credibilidad, su idoneidad para distinguir entre lo importante, urgente y prescindible. Y por sobre todo que tenga el talento de comprender que no hay títulos, ni jerarquías ni riquezas que estén por encima de la capacidad de descubrir lo aparentemente invisible y actuar conscientemente invisible.
Es por ello que si seguimos haciendo lo que estábamos haciendo hasta ahora, conseguiremos lo mismo que ayer pero en un escenario totalmente diferente, con necesidades diferentes, herramientas diferentes y por ende más cerca del error que del acierto.
Nadie sube a hacer snowboard con indumentaria de running o nadie emprende una misión espacial con bañador y chanclas. Cada misión nos pide que llevemos lo más adecuado para obtener el mejor resultado. Si continuamos girando en la rueda del hámster probablemente caigamos agotados por cansancio y frustración.
Esta transformación es una excelente oportunidad de innovación, no es una moda, no es un like, no es un mero compartir, no es apropiarse de discurso repetido porque todos hablan de lo mismo pero no sabemos por qué hablamos. Es el cambio hacia la emoción y el talento creativo, hacia la visión 360º, alejando la fiebre paranoica de la digitalización y de la sectorización.
En la Era del Instante, la sensación de inmediatez magnífica la posibilidad de perderlo todo. Pero la carrera ha comenzado y tenemos todo por ganar dejándonos seducir por la capacidad de integración, trabajando en global, como verdaderas redes inteligentes y no como huérfanos aspirantes del éxito.
Hoy somos empresa, padres, clientes, hijos, amigos, todo al mismo tiempo. Todo es correlativo, todo tiene un factor común. Recalculemos, estamos a tiempo. Que esta Transformación reubique lo importante, urgente y prescindible. Y que el GPS del Cambio nos guíe para que juntos nos emocionemos del auténtico poder de la observación y de la empatía, porque en el conocimiento del otro encontraremos las verdaderas respuestas que tanto estábamos buscando.
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