"Vivió tantos años buscando su
oportunidad, que murió en su propio olvido". Muchas veces hablamos de la
enorme posibilidad que nos brindan los fracasos, por más que en el momento de sufrirlos no lo
veamos de esa manera. Pero esta vez vamos a dar un paso más sobre esa
conclusión, pensando en que la "no oportunidad" es una oportunidad en
sí misma, y más aún, es una forma de vivir y encarar la vida personal y
profesional, subidos en la tabla de windsurf de un talento que probablemente
desconozcamos.
Gestionar una oportunidad evidentemente
provoca una responsabilidad muy grande, generando un desafío interno
movilizador. Pero gestionar las "no oportunidades" requiere de una
capacidad extraordinaria, no siempre valorada.
La supervivencia en la adversidad es lo que ha marcado la mayor
evolución de la especie humana. No se trata de vivir en la constante
frustración, se trata de utilizar los mejores recursos que tenemos para
desarrollar las actividades que hoy se nos plantean como
"oportunidades", aunque no sean aquellas que siempre hemos imaginados
o deseado, incluso para las que nos hemos preparado y dedicado toda nuestra
vida.
¿Cuántas veces hemos escuchado que no todo
el mundo llega a su meta, que no todos llegan a cumplir su sueño, que no todos
llegan a ver su rostro en la foto de sus deseos? Nos han enseñado que la vida
es una carrera, que el llegar es el éxito, que en el podio solamente entran tres,
y así crecimos, pensando más en el "que" que en el "cómo".
Pero nunca nos enseñaron a trabajar el "mientras tanto". Éxito o
fracaso, rentable o no rentable reemplazaron al ser o no ser. La virtud de
gestionar sobre aquello que no nos apasiona, que no nos quita el sueño o en lo que
hemos invertido toda nuestra formación o preparación, no siempre tiene el
merecido reconocimiento. Y no se trata de abandonar los sueños, metas o
ideales; se trata que el objetivo no
nos impida vivir o se convierta en nuestra condición de vida, en definitiva:
que la planificación de nuestros sueños no se transforme en la desorganización
de nuestras pesadillas.
Nunca hay que conformarse, siempre hay que
mirar el horizonte y ser capaces de mejorar día a día con humildad y paciencia,
pero que la espera no se transforme en nuestro reloj interno, que la espera no
marque el pulso de nuestras decisiones o indecisiones.
El mundo es una pirámide donde las
oportunidades que anhelamos están en la cima, y no se parecen al mundo de la
concepción donde llega el más hábil o el más fuerte. En la pirámide suelen
influir grandes factores humanos en el medio. Acaso ¿Llegan los mejores
jugadores a jugar en la primera división de un equipo? ¿Llegan los mejores
profesionales con talento a los mejores puestos? ¿Llegan al estrellato los
mejores artistas? Entonces, ¿Dejan de ser "los que no llegan" los
mejores jugadores para jugar en la primera división de un equipo? ¿Dejan de
ser los mejores profesionales con
talento "los que no llegan" a los mejores puestos? ¿Dejan de ser los
mejores artistas porque no han llegado al estrellato? Si valoramos como nos han
enseñado, probablemente digamos que sí, que dejan de serlo, porque “el que no
triunfa es un mediocre”, pero si nos detenemos un segundo y dejamos de lado
esos patrones y conceptos arbitrarios, nos daremos cuenta que la gran ocasión
también está en las "no oportunidades".
No se trata de ser el segundo de nadie, no
se trata de quedarse en el intento, se trata de ser uno mismo dando lo mejor de
nosotros, lleguemos o no lleguemos a esa meta soñada, porque probablemente
nuestra verdadera meta sea conservar nuestra esencia y talento en el
"campo de batalla" donde la vida arbitrariamente nos ha desafiado,
donde la vida nos ha retado al mayor de los duelos, abandonando las excusas y
lamentos. Por lo tanto, dejemos los
clichés de lado y reconozcamos que no siempre vamos a alcanzar lo que nos
proponemos, más allá de todos los esfuerzos y persistencia que le dediquemos,
pero si cambiamos la perspectiva y entendemos que el verdadero éxito está en la
felicidad de lo cotidiano, en el orgullo de sumar nuestro talento, podremos
definitivamente subirnos al podio con la copa en nuestras manos.
DIEGO LARREA
Twitter: @larreadiego