La oportunidad de cambio más importante de la humanidad
de los últimos siglos ya convive entre nosotros.
¿Seremos capaces de aprovecharla antes que el Posthumanismo clone
nuestra verdadera esencia? - Diego Larrea Bucchi
La Inesperada Virtud de la Ignorancia
Aprender en la incertidumbre es uno de los
mejores aprendizajes, aunque quizá uno de los más duros que pueda experimentar
una persona. Aprender bajo el paraguas de la inestabilidad, de la incoherencia,
de la soberbia, del olvido, genera tanta sabiduría como dolor, sólo es cuestión
de supervivencia, paciencia, inteligencia emocional y por sobre todas las cosas,
el confiar realmente en quienes somos, saber cuál es nuestro verdadero
potencial y también nuestras áreas de mejora. Y para no tropezar dos veces con la misma
piedra, tener claro que la confianza es un camino en dos direcciones, porque no
se puede exigir confianza cuando no se otorga. Entonces, pensemos: ¿cuánto
tiempo estamos dispuestos a perder con aquel que nos hace perder tiempo?
En el mundo del liderazgo están los que son
líderes y los que creen serlo. Cuidado con éstos últimos. Liderar es sólo para
audaces, y los audaces rompen con lo establecido, bajo el lema de la humildad y
la escucha permanente, nunca se ponen de ejemplo, sus experiencias de fracaso
son sus verdaderos éxitos, la palabra del otro puede completar su frase, y el
punto de vista ajeno es parte de su planificación. No prejuzgan, trabajan en un
marco de real proximidad, sin miedo al verdadero conocimiento de la persona y
sin miedo a darse a conocer, porque ven los equipos como una familia, como parte
realmente de sus prioridades.
Estos líderes audaces son capaces de hacer
lo que otros no pueden hacer, por lo tanto, si no estamos dispuestos a desnudar
nuestra confianza dejemos el traje de líder superpoderoso dentro del armario
hasta nuevo aviso. Porque es una estrategia básica: cuando las personas están
convencidas de que su manager va a hacer todo lo posible para acompañar su
desarrollo profesional, y que esto de una manera indirecta provocará una
satisfacción y bienestar personal y familiar, confiarán en él sin ninguna duda. Esta fórmula “win to win” genera un beneficio
altamente efectivo para todos, para el negocio y por supuesto para el cliente
final. Aquel líder que no entienda esto, no entiende de negocios, diga lo que
diga, haga lo que haga.
Ser vetado, relegado o apartado por estos supuestos líderes puede traernos
grandes dolores de cabeza, grandes momentos de soledad y vacío, pero podemos
revertir el concepto de “ignorado” transformándolo en virtud, en una fortaleza
que renazca tal vez de la impotencia, de la frustración, de las propias ganas por
demostrar el talento que llevamos dentro, como aquel equipo en el que nadie
confiaba, todos burlaban y terminó ganando sobre la hora al gran campeón. Las
hazañas existen, y existen por personas que creyeron en sí mismas, a pesar de las
grandes murallas de los ególatras del poder, olvidándose del reconocimiento o
validación ajena por un instante, creyendo firmemente en la virtud de la
ignorancia.